NADA ME SEPARARÁ DE TU AMOR.

Dios sacó de Egipto a su pueblo con señales y prodigios maravillosos. Ex. 7 al 12. Después de cruzar el Mar Rojo en seco, y de ver como las mismas aguas caían con toda su fuerza sobre los egipcios que les perseguían, tuvieron temor de Dios y creyeron a Moisés su siervo.

Sin embargo, tres días después llegaron a Mara sedientos y comenzaron a quejarse y a murmurar contra Moisés. Padre, q¡Posteriormente lo hicieron cuando tuvieron hambre, y Dios les dio el maná. Las quejas y reclamos continuaron al punto de llevar a Moisés al fastidio, que se manifiesta claramente en esta oración.

Números 11. 12-14. ¿Concebí yo a todo este pueblo? ¿Lo engendré yo, para que me digas: Llévalo en tu seno, como lleva la que cría al que mama, a la tierra de la cual juraste a sus padres? 13 ¿De dónde conseguiré yo carne para dar a todo este pueblo? Porque lloran a mí, diciendo: Danos carne que comamos. 14 No puedo yo solo soportar a todo este pueblo, que me es pesado en demasía. 15 Y si así lo haces tú conmigo, yo te ruego que me des muerte, si he hallado gracia en tus ojos; y que yo no vea mi mal.

¿Cómo llegó Moisés a un ánimo así? ¿Cómo es que alguien que tiene comunión continua con Dios puede decirle que está hastiado de la tarea y con ganas de morirse? Moisés mostró su lado humano carnal, en el cual todos podemos caer.

Padre, ¡qué fácil me es olvidar tus maravillas! , ¡qué fácil es decir que no haré lo que hicieron los israelitas! Pero inmediatamente al encontrarme en medio de la prueba empiezo a renegar, a llorar y a sentir ese fastidio interno que ya no me permite ver con claridad tu obra en mi vida, tu grandeza y confiar en que tu amor nunca falla y siempre me abraza.  Tú eres el mismo ayer, hoy y por los siglos, nunca me dejas, nunca me abandonas. Enséñame a ser hijo, enséñame a entender que soy de tu familia y nunca me dejarás ni me abandonarás, no importando lo que esté viviendo. Tú estás por encima de todo, tú amor es más fuerte y nada me separará de tu amor. Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada, ni ninguna cosa creada podrá separarme de tu amor, en Cristo Jesús, amén.

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