La pre-ocupación es ocuparse anticipadamente por algo ocurrido o que va a ocurrir. Son ideas obsesivas que producen intranquilidad, temor, angustia. Es importante notar que el hecho puede llegar a ocurrir aunque muchas veces no.
Dios quiere cuidarnos, pero debemos permitírselo. Muchas personas quieren que Dios cuide de ellos mientras están preocupados o tratando de buscar una respuesta por sí mismos, en vez de esperar la direción de Dios. Entramos en el descanso de Dios a través de creer, por la fe. La preocupación es lo opuesto a la fe, ya que roba nuestra paz, físicamente nos desgasta y hasta nos puede enfermar. Dios tiene un lugar secreto donde podemos morar en paz y seguridad, es el lugar de su presencia, donde moran el consuelo y el gozo.
Salmo 91. 1. El que habita al abrigo del Altísimo Morará bajo la sombra del Omnipotente.
Es el lugar donde encontraremos dirección:
Isaías 30. 21. Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad por él; y no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda.
Puede que tomemos una decisión equivocada, al preocuparnos en vez de confiar en Dios; comenzaremos a estar inquietos y a perder la paz. Es momento de deternerse y no pemitir que el afán avance hasta tomar el control sobre nuestro pensamiento. ¡Volvamos a su presencia, a su palabra!
Padre, hoy cierro mis oídos a los afanes, a la ansiedad, a las ideas y voces del mundo y me enfoco en tu guianza, en la palabra que me hablas diariamente sin desenfocarme de ese susurro, de esa primera voz que me hablas y que yo permito que sea apagada por las demás voces que solamente me distraen y me confunden. No permitiré que esta situación me robe tu paz, que sobrepasa todo entendimiento, no me afanaré por lo que he de comer, beber, vestir, porque tú siempre tienes cuidado de mi. Buscaré tu reino y tu justicias y todas estas cosas me serán añadidas. Presentaré delante de ti mis peticiones en toda oración y ruego, con acción de gracias, porque sé que tú guardarás mi corazón y mis pensamientos, en el nombre de Jesús, amén.