La resurrección de Lázaro provocó grandes reacciones y respuestas en los tiempos del Señor y hasta el día de hoy. No es poca cosa que un ser humano haya estado en el sepulcro cuatro días y haya sido regresado a la vida. Continuaremos estudiando el capítulo doce del evangelio de Juan. En la lección anterior nos metimos a la cena que realizaron en honor de Jesús en Betania, y miramos la respuesta y la actitud de algunos invitados. La actitud de servicio de Marta, la adoración de María y el hecho de que Lázaro estuviese sentado en una silla nos llamó la atención.
Aplicamos lo que observamos al ámbito de la iglesia actual y de los creyentes en particular; concluyendo que no podemos estar sentados si tenemos a Jesús en la casa, es decir en nuestro corazón, por su Espíritu Santo.
Juan 12. 9-11. Gran multitud de los judíos supieron entonces que él estaba allí, y vinieron, no solamente por causa de Jesús, sino también para ver a Lázaro, a quien había resucitado de los muertos. 10 Pero los principales sacerdotes acordaron dar muerte también a Lázaro, 11 porque a causa de él muchos de los judíos se apartaban y creían en Jesús.
Cómo señalar y acusar a alguien? Aunque es una multitud, actuan como uno, pero sin nombre ni apellido. Se camuflan para pasar desapercibidos. En la iglesia tenemos a una multitud que admira a alguien o algo. Vienen para ver y observar.
El Señor está buscando individuos con nombre y apellido que den un paso al frente y se diferencien de la multitud. No cambiaremos la realidad social y espiritual de nuestra comunidad y de nuestra iglesia, solo mirándola. Hay que involucrarnos como individuos. Cuando se convoca a servir, necesitamos voluntarios con nombre y apellido.
Padre, ¡localízame! En medio de la multitud, yo quiero ser especial para ti. Perdóname por las críticas, por la inconformidad, no quiero más excusas para no servirtre. Yo sé que me llamaste para llevar a cabo obras mayores, no solo para buenas intenciones, y no quiero estar más escondido. Asumo mi protagonismo y aquí estoy, tal como soy, para eso estoy. Es un reto de valientes, para gente de fe y yo lo acepto, en el nombre de Jesús, amén.