CORAZÓN CONFORME AL CORAZÓN DE DIOS.

Ezequiel 36.26. Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.

Dios dijo que nos daría un corazón nuevo y que pondría un espíritu nuevo dentro de nosotros. ¿Cuándo se cumplió esto? ¡Precisamente al entrar al nuevo pacto en la Sangre de Cristo! El Señor Jesucristo nos lleva al Padre, quien nos hace “nacer de nuevo”; dándonos un espíritu y un corazón nuevo, una nueva naturaleza espiritual similar a la de Él. Nosotros ya no somos “pecadores perdonados”, somos “santos” que podemos pecar, si caemos en la tentación y el engaño. Por eso ya no nos gusta pecar y nos deleitamos en Dios y en su Palabra.

Nuestra fe en Cristo tiene todo que ver con nuestro corazón. La Biblia dice que con el corazón se cree para justicia (saberse declarados justos ante Dios); así que nuestras convicciones, es decir aquello de lo que estamos plenamente convencidos respecto al Padre, al prójimo y a nosotros mismos, se encuentra en el corazón.

Padre, gracias por este corazón nuevo capaz de obedecerte. No es un corazón de piedra insensible, indiferente al dolor de los demás, que pasa de largo delante del sufrimiento sin inmutarse. Sino que es un corazón conforme al tuyo, que ama como tú amas, que ama lo que tú amas. Aborrece lo que tú aborreces y busca mantenerse lejos de la injusticia. Gracias porque además has derramado tu amor en mi corazón por tu Espíritu Santo. Hoy renuncio a todo lo externo y desarraigo de mi corazón el deseo de poseer cosas solamente para mi. Me rindo delante de ti, renuncio a la codicia. Que solamente tus dones ocupen el lugar que les pertenece en mi corazón. Que mi corazón pueda ser una manifestación de tu corazón en esta tierra y lleve a todo lugar tu amor, tu compasión, tu misericordia, tu gracia, en el nombre de Jesús, amén.

Comentarios Facebook