Cuando el hombre pecó y perdió todo lo que Dios había creado para él, Dios ya tenía un plan de salvación para redimirlo y volverlo a su plan original:

Génesis 3. 15. Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.

Dios profetizó desde entonces sobre el nacimiento del Salvador Jesucristo, quien fue a la cruz y murió en nuestro lugar para aplastar a Satanás. Satanás fue derrotado en el Calvario. Y la muerte fue vencida cuando Jesús resucitó de entre los muertos. El golpe final de Jesucristo a sus enemigos, lo dará cuando Jesús regrese en gloria.

Juan 3.16. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Gracias Padre, porque en estas fechas no solamente conmemoramos el nacimiento de tu Hijo, si no también su muerte y su resurrección.  Jesucristo es la simiente de la mujer, nació de una virgen, que aplasta la cabeza de la serpiente, la vence y vence también a la muerte, al mundo y al pecado. Gloria a Dios en laz alturas y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres, en el nombre de Jesús, amén.