Para cosechar bendición financiera seamos fieles en lo que le pertenece al Señor, y sembremos semillas de generosidad, dando al necesitado. Recordemos: Para cosechar se requiere sembrar.
Lucas 6. 38 Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.
Dar el diezmo es una unión de nuestro sistema de valores con el cielo y una declaración de que le pertenecemos a Dios. Él no solamente nos devolverá en el ámbito financiero, sino en el amor, la salud, las relaciones, la disciplina, la sabiduría, el conocimiento, la capacidad, etc. Son ventanas abiertas de los cielos sobre nuestra vida. Cuando damos económicamente, se libera una bendición de favor sobre nosotros. Este favor divino puede manifestarse a través de muchos tipos diferentes de provisiones. Dios está con nosotros, colaborando junto a nosotros, mediante nosotros e incluso por nosotros.
Malaquías 3. 10-12. Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.
Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos.
Y todas las naciones os dirán bienaventurados; porque seréis tierra deseable, dice Jehová de los ejércitos.
Padre, gracias por tanto amor. Cada paso de mi caminar contigo compruebo tu gran amor por mí. Me enseñas a amar, amándome. Me enseñas a bendecir, bendiciéndome. Me enseñas a recibir tanta abundancia como tienes para mí en los cielos, dando de lo que tú me das. Mientras más doy, más me das. Tú reino es de grandeza, de multiplicación, de generosidad. Y así como tú no te quedas con nada, me enseñas a que mientras más doy, más recibo. ¡Cuánta belleza! Perdona mi desobediencia a estos principios tan maravillosos. Hoy me dispongo a vivir conforme al corazón generoso y obediente que has implantado en mi ser, en el nombre de Jesús, amén.