En algún momento de tu vida te has preguntado, ¿dónde está Dios? ¿Por qué no me oye? ¿Podrá sacarme de mi situación? ¿Será que está muy ocupado? ¿Me amará realmente? Los problemas, las crisis que estamos viviendo, así como nuestra forma de pensar “no renovada” y el enemigo; distorsionan y nos alejan de la verdad respecto a Dios. ¿Cómo crees que afectará tu relación personal con Él el hecho de no conocerlo como se revela en la Escritura?

Salmos 115. 1-2. No a nosotros, oh Jehová, no a nosotros, sino a tu nombre da gloria, por tu misericordia, por tu verdad. 2 ¿Por qué han de decir las gentes: ¿Dónde está ahora su Dios? 3 Nuestro Dios está en los cielos; Todo lo que quiso ha hecho. 4 Los ídolos de ellos son plata y oro, obra de manos de hombres.

Ningún tema de meditación y de contemplación humilla más la mente humana que los pensamientos acerca Dios. Y aunque nuestra alma es humillada, también es expandida, porque quien piensa a menudo en Dios, en Cristo y en su amor por nosotros, será llenado cada vez más de la plenitud de vida y poder que proviene de Dios mismo.

Salmos 92. 5-6. ¡Cuán grandes son tus obras, oh Jehová! Muy profundos son tus pensamientos. 6 El hombre necio no sabe, y el insensato no entiende esto.

Padre, gracias porque este es el día que tú hiciste, me gozo y me alegro porque me has dado el entendimiento para buscarte, el deseo de conocerte cada día más, de estar cerca de ti. Me maravilla que me hayas creado a tu imagen, conforme a tu semejanza, que siendo yo tan insignificante me hayas amado de manera tan grande que diste a tu Hijo para que pudiéramos ser una familia. Te pido que hoy abras mis ojos para ver tu grandeza, mi entendimiento, mis oídos para oír tu voz que me habla en todo momentro. ¡Cuánta grandeza a mi alcance! Gracias mi Señor y mi Dios, en el nombre de Jesús, amén.