EL AYUNO NO ES:

Una dieta cristiana, ni una huelga de hambre o dejar de ver redes sociales. Tampoco es dejar los video juegos, aunque dosificarlos ayuda. No es una forma de obtener méritos, para ser librados de pecados o sus consecuencias: ¡Sólo la Sangre de Cristo nos limpia de pecado!
 
Hebreos 9. 13-14. Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne,14¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?
 
No es una forma de torcerle el brazo a Dios y obtener lo que queremos. Tampoco es para mostrar a los demás cuán espirituales somos. El ayuno no es fácil, tendremos muchas oportunidades de romperlo. Usemos el dominio propio y pidamos la gracia y la fuerza del Espíritu Santo para mantenernos ayunando de corazón hasta el final.
 
2 Corintios 12. 9. Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos?
 
Padre, gracias tu palabra dice que te hallan los que temprano te buscan y yo quiero empezar este año buscándote con todo mi corazón, que me muestres la senda de la vida, que guíes mis pasos, que en cada decisión que tome este año, estés tú primero. Ofrezco este tiempo de ayuno y oración. Muévete poderosamente y dame la revelación de tu Espíritu Santo, en el nombre de Jesús, amén.

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