SU PRESENCIA BENDICE TU CASA.

Recuperada el Arca, David convoca a los sacerdotes y la coloca en una carreta tirada por bueyes, la cual tropieza. Uza, sacerdote hijo de Abinadab toca el Arca para sostenerla y cae fulminado. Dios daba con ello un mensaje: “No necesito de su ayuda, nunca me caeré porque no soy un ídolo”. “Yo soy el que te sostiene David, no tú a mí”. David lleno de temor por lo ocurrido lleva el arca a casa de Obed Edom. Habían olvidado que el arca debía ser transportada por los levitas, no en carreta.

2 Samuel 6. 9-11. Y temiendo David a Jehová aquel día, dijo: ¿Cómo ha de venir a mí el arca de Jehová? 10 De modo que David no quiso traer para sí el arca de Jehová a la ciudad de David; y la hizo llevar David a casa de Obed-edom geteo. 11 Y estuvo el arca de Jehová en casa de Obed-edom geteo tres meses; y bendijo Jehová a Obed-edom y a toda su casa.

Durante los tres meses que el arca estuvo en posesión de Obed Edom, el Señor bendijo su casa. Inferimos que Obed Edom era un hombre temeroso de Dios que mostró la debida reverencia al arca. Dios recompensó su actitud.

Cuando el rey David vio que Dios había bendecido a Obed Edom, su temor de transportar el arca se disipó y fue una vez más a recuperarla. Esta vez hizo conforme a la ley de Dios y trajo a los levitas para llevarla en hombros.

1 Crónicas 15. 14-15. Así que los sacerdotes y los levitas se purificaron para poder trasladar el arca del SEÑOR, Dios de Israel, a Jerusalén. 15 Entonces los levitas llevaron el arca de Dios sobre los hombros con las varas para transportarla, tal como el SEÑOR le había indicado a Moisés. NTV.

Padre, gracias por el ejemplo de Obed edom, quien a pesar de no pertenecer a tu pueblo, supo honrar tu presencia y tú lo bendijiste en todas las áreas de su vida. Tú reconoces a los corazones que te buscan y te honran. Yo quiero ser uno de ellos. Reconozco tu grandeza y mi bajeza, el honor tan grande que me das al poder clamar a tu presencia y tenerla en mi corazón, en mi hogar, en todo lo que tengo y soy. Amo tu presencia, más que a nada en la vida. A donde tú vayas y me muestres, yo iré, gracias amado Señor, en el nombre de Jesús, amén.

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