Así como el corazón está conformado por endocardio, miocardio y pericarpio, así nuestro ser está compuesto por espíritu, alma y cuerpo, y cada parte le pertenece al Señor. Dios espera que rindamos voluntariamente todo nuestro ser a Cristo, adoptando los beneficios y responsabilidades de su redención. Si estamos creciendo y madurando en Cristo, hay que saber más sobre quiénes somos en Él.

Colosenses 2. 6-7. Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él; 7 arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias. El evangelio es “todo en Cristo”, no vivamos otro mensaje.

EN CRISTO LO TENGO TODO.

Es la primera premisa para crecer y ser transformados a su imagen y semejanza. Creer EN CRISTO nos retará a pasar de la teoría (de la teología) a la manifestación real; a ir de lo legal a la experiencia vital. Revisemos en la Escritura algunas verdades fundamentales de lo que somos en Cristo, para establecerlas como cimiento de nuestra fe.

 2 de Corintios 5. 17. De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las

cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

Padre, gracias por abrir mis ojos, mis oídos y mi entendimiento para recibir la revelación de tu Espíritu Santo, gracias por revelarte a mi vida y llevarme a tus brazos. Gracias por la sensación de llenura y plenitud que has puesto en mi vida. Quiero conocerte cada día más y seguir tu guianza, tu palabra, tus mandamientos, para vivir en los beneficios y las responsabilidades de esta redención tan grande, en el nombre de Jesús, amén.