ANIMÉMONOS UNOS A OTROS.

El desánimo es la antesala a la depresión y a la retractación, no permitas que haga estragos en tu vida. El aliento, el ánimo de Dios siempre está a tu alcance. Toma aire de su Espíritu Santo para revivir a sus planes y propósitos. Emprende una nueva temporada llena de energía y de la fe que proviene de tu creador y Padre, para vencer todo en su nombre y para la gloria de Jesucristo.

El desánimo es un estado de ánimo peligroso, ya que puede meternos en un “espíritu de derrota” y sumergirnos en una vida descorazonada (sin corazón). El desánimo es eso, falta de ánimo, de fuerzas, de pasión y de ganas de seguir adelante. Seguro conoces a gente “desganada”. A lo mejor hoy andas “medio desganado” también, sin apetito por la vida, sin deseo de hacer las cosas.

El desaliento se manifiesta de diversas maneras, como el deseo de abandonar los planes, sueños, actividades. Acobardarse o rendirse frente a las circunstancias. Otra forma de desánimo es la depresión, que se caracteriza por tristeza profunda, derrotismo, desconsuelo, desfallecimiento físico y emocional, etc. El desánimo busca que desertemos de la vida.

EL DESÁNIMO CONSUME LA FUERZA ESPIRITUAL: Quita la esperanza, la fe, el impulso y el esfuerzo por seguir adelante. El desánimo no es un pecado, pero da lugar a un sinnúmero de ellos: Duda, queja, reclamo, ira, incredulidad, negligencia, flojera, pasividad y abandono de las responsabilidades.

EL DESÁNIMO QUITA EL CORAZÓN A LO QUE HACEMOS: ¿No te pasa en ocasiones que vienes a la reunión por inercia, que las cosas de Dios como que pierden su sabor? La alabanza se te hace aburrida, cantamos pero no adoramos y mucho menos oramos. Y con la predicación sucede igual: “Me estaba durmiendo…”. La palabra inglesa para desánimo es discouragement, falta de coraje, de valentía.

Padre, hoy reconozco que he tenido desánimo en mi vida. Te pido que me des nuevas fuerzas porque he estado cansado y sin motivación para seguir adelante. Lléname de energía, valor intención y voluntad de corazón para cumplir tus planes y propósitos para mi vida. Hacer tu voluntad, oh Dios, me ha agradado, tu ley está en medio de mi corazón. En el nombre de Jesús, amén.

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