Cuando leo mi Biblia con atención y respeto, el poder de Dios comienza a actuar en mí, la Palabra y el Espíritu Santo iluminan mi entendimiento y renuevan mi forma de creer y de pensar de conformidad a la verdad. ¡Dale toda la autoridad al Autor de la Biblia!
Salmos 33. 6. Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el aliento (Espíritu) de su boca.
La Biblia no salió de la sabiduría humana, sino de la de Dios. Jesús hablaba con autoridad y sus Palabras producían resultados:
Lucas 4. 32-36. Y se admiraban de su doctrina, porque su palabra era con autoridad. 33 Estaba en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu de demonio inmundo, el cual exclamó a gran voz, 34 diciendo: Déjanos; ¿qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Yo te conozco quién eres, el Santo de Dios. 35 Y Jesús le reprendió, diciendo: Cállate, y sal de él. Entonces el demonio, derribándole en medio de ellos, salió de él, y no le hizo daño alguno. 36 Y estaban todos maravillados, y hablaban unos a otros, diciendo: ¿Qué palabra es esta, que con autoridad y poder manda a los espíritus inmundos, y salen?
Padre, gracias por tu palabra, con ella creaste el universo, lo que se ve, de lo que no se veía, las aguas produjeron peces al aliento de tu voz, la tierra animales, cuando así lo mandaste. Y gracias, porque has puesto esa misma palabra en mi boca, para crear tus milagros y tus maravillas a través de ella. La recibo no como palabra de hombres, sino según es en verdad, tu palabra, la cual actúa a través de mí. En el nombre de Jesús, amén.