Marcos 7. 24-30. Levantándose de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón; y entrando en una casa, no quiso que nadie lo supiese; pero no pudo esconderse.25 Porque una mujer, cuya hija tenía un espíritu inmundo, luego que oyó de él, vino y se postró a sus pies.26 La mujer era griega, y sirofenicia de nación; y le rogaba que echase fuera de su hija al demonio.27 Pero Jesús le dijo: Deja primero que se sacien los hijos, porque no está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos.28 Respondió ella y le dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos, debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos.29 Entonces le dijo: Por esta palabra, ve; el demonio ha salido de tu hija.30 Y cuando llegó ella a su casa, halló que el demonio había salido, y a la hija acostada en la cama.
La liberación de demonios es la voluntad del Señor para sus hijos e hijas, aunque no es la meta principal, la meta es que seamos libres para reinar, para señorear y ejercer dominio en el poder que Cristo ha dispuesto para nosotros. Como lo dice en la escritura anterior, LA LIBERACIÓN ES EL PAN DE LOS HIJOS (verso 27), pero el propósito de nuestra existencia en la tierra es ejercer la autoridad que Cristo nos ha delegado y cumplir el plan de Dios, extender su reino.
Vivimos en un mundo espiritual en guerra, porque los enemigos que Cristo venció aun no les llega el día de su destrucción. Ap.20.1-2,10,14. Es importante que como hijo e hija de Dios comprendas el objetivo de esta guerra espiritual y no seas ignorante de las maquinaciones (planes y estrategias) del diablo, para que no gane ventaja sobre ti.
Gracias Padre porque aunque las fuerzas malignas están activas para tentarme, seducirme y engañarme, con el fin de detenerme y esclavizarme de nuevo, tú me has hecho más que vencedor y me has dado la victoria a través de tu Hijo Jesucristo, me has hecho tu representante, un soldado que lleva salvación, sanidad y liberación a los cautivos por el diablo. ¡Soy más que vencedor y seguiré adelante hasta experimentar en mi vida la victoria de mi Señor! En el nombre de Jesús, amén.