El Señor Jesús dijo que la liberación es el pan de los hijos. Su ministerio trajo la presencia del reino de Dios a esta tierra, con grandes señales, entre ellas, la expulsión de demonios. Cristo, el libertador por excelencia, sigue manifestándose a nuestro favor, en contra de cualquier autoridad espiritual maligna que esté ejerciendo influencia sobre nosotros. ¡Nos quiere libres del engañador!
La Biblia enmarca la liberación de los hijos de Dios con el Éxodo de su pueblo Israel de Egipto, para llevarlos a la tierra prometida. El cántico de Moisés y de María su hermana también debe ser nuestro canto. ¡Cristo ha venido a liberarnos de toda esclavitud al pecado y al faraón, es decir a satanás!
Éxodo 15. 1-6. Entonces cantó Moisés y los hijos de Israel este cántico a Jehová, y dijeron: Cantaré yo a Jehová, porque se ha magnificado grandemente; ha echado en el mar al caballo y al jinete. 2 Jehová es mi fortaleza y mi cántico, y ha sido mi salvación. Este es mi Dios, y lo alabaré; Dios de mi padre, y lo enalteceré. 3 Jehová es varón de guerra; Jehová es su nombre. 4 Echó en el mar los carros de Faraón y su ejército; y sus capitanes escogidos fueron hundidos en el Mar Rojo. 5 Los abismos los cubrieron; descendieron a las profundidades como piedra. 6 Tu diestra, oh Jehová, ha sido magnificada en poder; Tu diestra, oh Jehová, ha quebrantado al enemigo.
Pâdre, gracias por tu perfecta y completa libertad. Hoy renuncio y me arrepiento por todo ese tiempo que yo sé que debí haber estado enfocado en ti y me distraje con lo que ofrece el mundo. ¡Perdóname! Que tu Santo Espíritu me llene hoy. Hoy decido renovar de forma consciente y constante mi mente con tu palabra, te pido que tu revelación llene mi corazón y que todo pensamiento impío sea remplazado con la luz de tu palabra, en el nombre de Jesús, amén.