Viviendo cada día en la fuerza que Cristo nos da y en los recursos materiales que nos provee. El apóstol Pablo lo dice claramente en los siguientes versículos, donde agradece las ofrendas que le enviaron y lo contento que vive cualquiera que sea su situación.
Filipenses 4. 10-14. En gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin habéis revivido vuestro cuidado de mí; de lo cual también estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad. 11 No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. 12 Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. 13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. 14 Sin embargo, bien hicisteis en participar conmigo en mi tribulación.
Filipenses 4. 10-14.¡Cuánto alabo al Señor de que hayan vuelto a preocuparse por mí! Sé que siempre se han preocupado por mí, pero no tenían la oportunidad de ayudarme. 11 No que haya pasado necesidad alguna vez, porque he aprendido a estar contento con lo que tengo. 12 Sé vivir con casi nada o con todo lo necesario. He aprendido el secreto de vivir en cualquier situación, sea con el estómago lleno o vacío, con mucho o con poco. 13 Pues todo lo puedo hacer por medio de Cristo, quien me da las fuerzas. 14 De todos modos, han hecho bien al compartir conmigo en la dificultad por la que ahora atravieso. NTV
Platica con el Señor de tus descontentos y preocupaciones actuales, entrégaselos y recibe a cambio su Paz y la seguridad de su amor por ti. Descansa en Él hasta que estés no solo contento, sino contentísimo…
Padre, gracias por tu gran amor. Hoy renuncio a todo engaño del enemigo que me lleva a ver “el pasto del vecino más verde que el mío”, a “codiciar la mujer de mi prójimo” o cualquiera de sus bienes como mejores que los míos. Que me hace quitar la vista de tus incontables beneficios y me hace ponerla en lo que “no tengo”. Renuncio al engaño de que las cosas tienen que ser “mías”, cuando tú, mi Padre, eres el Rey del Universo, el dueño de todo y me das todo lo que necesito y más, creo y confío en ti, en el nombre de Jesús, amén.