HUMILDAD

Es la cualidad del carácter que nos permite recibir lo que no merecemos. Nadie merece ser salvo, la salvación es totalmente gratuita. La persona humilde reconoce: “En mi mismo no soy, ni tengo nada, ni puedo hacer nada”; pero alabo al Señor que me da su gracia para recibir lo que tiene para mí. Tengo la fe para recibir por gracia todas sus bendiciones.

Santiago 4. 6. Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.

No avanzamos espiritualmente sin fe y sin humildad. La fe sin humildad se convierte inevitablemente en arrogancia, mientras que la humildad sin fe, nunca sale de la opresión. Parte de la naturaleza de la fe es poseer las promesas de Dios, pero lo que posee la fe siempre lo rinde en humildad al Señor. Cristo un día le entregará el reino al Padre, cuando haya destruído a todos sus enemigos.

La fe conquista la promesa, la humildad da el reconocimiento a Dios. Ej. Abraham le cree a Dios y le nace un hijo. En su humildad se dispone a sacrificarlo a petición de Dios. David conquista Jerusalén y la dedica a Dios, llamándola la ciudad de Dios.

> DECLAREMOS: Soy una persona humilde, aprendo de Cristo su humildad y su mansedumbre, porque a Dios le agrada ver estas cualidades en sus hij@s.

Mateo 11. 29-30. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; 30 porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.

Gracias Padre, porque me muestras siempre el camino con el ejemplo de tu vida. Perdóname por haber querido guardar mi “posición” con una actitud de soberbia, que lo único que esconde detrás es toda la inseguridad de no sentirme amado y aceptado. Perdona todo orgullo, toda soberbia, toda vanagloria, no más querer ganar las cosas con mi esfuerzo. Lléname de tu precioso Espíritu, de la seguridad de tu presencia, de la llenura de tu plenitud, que es lo único con lo que puedo vivir y sentirme seguro. Hoy recibo de tu gracia salvadora, de tu paz que sobrepasa todo entendimiento, en el nombre de Jesús, amén.

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