Si has perdido tu primer amor, si te has debilitado espiritualmente por la multitud de problemas vividos en los últimos meses o años, retoma hoy tu relación con el Padre y con el Señor Jesucristo. Acepta su llamado, regresa a Él.

Juan 6. 37-39. Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera. 38 Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. 39 Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero.

Tenemos un Padre maravilloso y un Salvador misericordioso y perdonador cuyo deseo en que vivamos bajo sus alas, bajo su amparo, en su corazón, en el secreto de Dios. Recuerda los momentos maravillosos de paz, gozo y felicidad que experimentaste cuando fuiste salvo y cuando caminaste de su mano. Nada se compara a vivir alabándolo y adorándolo las 24 horas de cada día. El Señor quiere poner un cántico nuevo en cada uno de nosotros.
¡Corre a su encuentro, te está esperando! Si tienes que arrepentirte y pedirle perdón, hazlo ya.
Lucas 15. 17-18. Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! 18 Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.

¡Padre perdóname! Sé que tengo que buscarte y no lo hago, sé que tengo que orar y no lo hago, sé que tengo que leer tu palabra y tampoco lo hago. ¡Tú ya me lo has dado todo! Y has puesto en mí tu Espíritu Santo que me capacita para estar contigo. Me has dado un nuevo corazón y un nuevo espíritu. Hoy me arrepiento, me despojo, arranco y echo fuera de mi vida toda flojera, decidia, apatía. Perdóname. Y te doy gracias porque cuando yo me decido a ocuparme con temor y temblor de mi salvación, tú pones en mí el querer y el hacer por tu buena voluntad. Solamente quiero estar contigo, en el nombre de Jesús, amén.