RESPONSABILIZARNOS DE LO QUE NOS TOCA HACER.

Necesitamos saber que estamos peleando una batalla que Cristo ya ganó, una batalla entre la verdad y la mentira, el engaño y la ignorancia, la fe y el temor; y el blanco de esta guerra es tu mente y la mía; por eso necesitamos pensar como Dios piensa y salirnos de los argumentos que aprendimos del mundo y que se oponen a la vida nueva en el Señor.

Romanos 12. 2. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

El enemigo tampoco desea que sanes de los quebrantos del pasado, de las heridas resultantes de los abusos y maltratos que recibiste, porque son un obstáculo a tu libertad y desarrollo en Cristo. Aprende a ejercer el “dominio propio” que nos ha dado el Señor y recupera la salud mental y emocional. Requerimos aprender a vivir por la fe y no por lo que vemos o sentimos.

SER LIBRES POR CRISTO Y VIVIR DIARIO EN ÉL, NOS MADURARÁ.
Crecer y madurar a la estatura del varón perfecto lleva tiempo, por lo que necesitamos exponernos a diario a su Palabra, y a la enseñanza del ministerio quíntuple: Escuchar a apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros, para ser equipados para la obra. Afortunadamente en CVL somos expuestos a estos ministerios.

Efesios 4. 12 -15. A fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, 13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; 14 para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, 15 sino que, siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo.

Padre, gracias porque pones en mi camino la palabra exacta que tengo que escuchar, a través de cada conferencia, oración, exhortación, consejo que recibo. Hoy decido tomar responsabilidad sobre cada palabra que me has enviado. La recibo, la medito, la decido y te doy gracias porque sé que hará la obra perfecta en mi vida, cumplirá aquello para lo cual tú me la has enviado. No deshecho ninguna. Precioso Espíritu Santo, tú recuérdame cada una de ellas, para que cumpla aquéllo para lo cual tú la has enviado a mi vida. Gracias por cuidar mi vida de forma tan gloriosa, por tu obra de amor y transformación en mi vida, en el nombre de Jesús, amén.

Comentarios Facebook