1 Pedro 2. 2-3. Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación, 3 si es que habéis gustado la benignidad del Señor.
El Señor Jesús nos hizo discípulos para hacer discípulos. Y todo discípulo comienza donde la Biblia comienza. Esto quiere decir que necesitamos tener un conocimiento verdadero, preciso de Dios Padre, del Señor Jesús y del Espíritu Santo, saber quienes somos “en Cristo”, para vivir al máximo de su poder en nosotros.
Al ser enseñados por el Señor Jesús, nos es revelada la verdad acerca de Él, con el fin de que nuestra forma de pensar, creencias y acciones cambien, y ser cada día más parecidos a Él; y así extender su Reino con éxito. Pidamos al Señor en oración que nos de espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de Cristo,
Padre de gloria, te pido que me des espíritu de sabiduría y de revelación en tu conocimiento, que alumbres los ojos de mi entendimiento para que pueda saber cuál es la esperanza a la que me has llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de tu herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de tu poder para mí que creo, según la operación del poder de tu fuerza, la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a tu diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero; y sometiste todas las cosas bajo sus pies, y lo diste por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo. En el nombre de Jesús, amén.
