A PRUEBA DE FE.

La vida en Cristo es una vida de fe, ya que pasamos por temporadas que parece que estamos subidos en un cuadrilátero, en un ring de boxeadores, para vencer a diversos adversarios. Sabemos que todos nuestros enemigos ya han sido vencidos por el Señor Jesucristo, pero aun no han sido destruídos: Nos referimos a satanás y sus huestes, al mundo y su sistema corrompido, a la carne o vieja naturaleza pecadora que heredamos de Adán y a la muerte.

1 Corintios 15. 20-22. Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho.21 Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos.22 Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.

A lo largo de nuestro caminar “en Cristo”, nuestras creencias serán desafiadas, por lo que tienen que ser profundas y firmes. Tendremos que “hacer valer” el triunfo de Cristo sobre los problemas y dificultades. Dios nos entrena y capacita para enfrentar al adversario y no solo resistir sus golpes, sino contraatacarlo con la Palabra de Dios. El Señor quiere que al final de cada prueba, quedemos de pie, firmes.

Juan 16. 33. Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.

Padre, tú conoces mi corazón, las debilidades y angustias, el temor, la preocupación ante los retos que encuentro cada día. Hoy te entrego cada una de ellas y estoy feliz de saber que tú me fortaleces, me acompañas y me ayudas a cada momento. Tu palabra cambia toda perspectiva de derrota y fortalece mi ánimo. Hoy rechazo las mentiras del enemigo y decido activarme en la obediencia, en lo que me hablas cada día. Tengo paz al saber que en toda situación soy más que vencedor y nada podrá separarme de tu amor. En el nombre de Jesús, amén.

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