En virtud de su compañerismo con el Señor, a los discípulos se les permitió conocer los misterios del reino. Todo conocimiento espiritual se obtiene primariamente por asociación con el Señor, y el discipulado es el medio de entrenamiento para los que queremos conocerle y seguirle.
El Señor daba respuesta a las preguntas de sus “amigos” (discípulos), revelándoles lo que el Padre le hablaba: Juan 15. 15. Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.
Hoy más que nunca, al profundizar nuestra relación personal con el Señor Jesús, Él nos dará a conocer las cosas que habrán de venir, así como sus planes; iluminando su Palabra por medio del Espíritu Santo. Recordemos que solo a los nacidos de Dios se les revelan los misterios del reino.
Juan 14. 6. Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
Padre, hoy puedo decir con confianza que Jesús, es el único camino para llegar a ti. Solo a través de Él he podido llegar a ser tu hijo, pues vino a la tierra a pagar por mis pecados y morir por mí, reconciliándome contigo a través de su muerte en la cruz. Este conocimiento es maravilloso, me llena de paz y me conforta. Ya no hay separación, amado Padre, estoy pegado a ti a través de su sangre preciosa, derramada por mi vida. ¡Cuánta seguridad le da a mi alma esta cercanía! Hoy Jesús me llama “amigo,” y nada me puede separar de tu amor. Quiero conocerte cada día más, revélame tu palabra y los misterios de tu reino, en el nombre de Jesús, amén.