La actitud positiva es importante, ya que es la postura con la que enfrentamos la vida día a día, pero la actitud positiva es el resultado de nuestras convicciones, de la fe que tenemos en el Señor y en su Palabra.

La actitud no compensa la ineptitud o la flojera, pero es importante ya que hace la diferencia entre la gente. Si tuvieras a dos personas con un mismo perfil profesional y con experiencia similar, pero uno de ellos con actitud positiva, ¿a cuál contratarías?

La fe en Cristo es la que hace la diferencia en nuestra vida. Nos mantiene lejos del temor, del desánimo, de la desesperanza y de la resistencia al cambio.

Revisa tu nivel de fe, de confianza en Dios, si te estás poniendo negativo o quejumbroso. Haz los ajustes necesarios para volver al camino de los vencedores, los que pelean la buena batalla de la fe.

1 Timoteo 6. 11-12. Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. 12 Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos.

Gracias bendito Padre por todo el amor con que me creaste y por tu constante cuidado. Tú me has examinado y conoces todo acerca de mí. Estás conmigo siempre y tu mano protectora me guía en todo momento. Me formaste en el vientre de mi madre y me viste como un hijo más que vencedor, me llenaste de talentos y dones, conforme a tu propósito de formar una familia llena de amor. Cuán preciosos me son tus pensamientos, cuán grande es la suma de ellos. Tú sabes que puedo, porque me has dado a tu Espíritu Santo, mi ayuda y todo lo necesario para lograrlo. Hoy lo creo: todo lo puedo en Cristo que me fortalece, en el nombre de Jesús, amén.