Para vivir en victoria continua, recibamos con mansedumbre el consejo y la guianza del Espíritu Santo. Y para llevar a cabo la gran comisión, para evangelizar y hacer discípulos, llenémonos de su poder, es decir, de una unción creciente.

Romanos 8. 15-16. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! 16 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.

Necesitamos cultivar una relación íntima con el Espíritu Santo, ¿cómo? Caminando con Él en acuerdo con su guía y su enseñanza. Andar juntos para beneficio mutuo. Dejar de vivir bajo la influencia del mundo y meternos bajo la influencia de la palabra de Dios.

Efesios 5. 18-20. No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, 19 hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; 20 dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.

Padre, gracias por acercarme a ti, por no dejarme a la mitad del camino y tomarme de la mano, mediante tu precioso Espíritu Santo, para que pueda seguir caminando en este camino de santidad que tienes preparado para mí. Gracias porque nunca me dejas ni me desamparas. Hoy glorifico tu presencia, la presencia de Jesús y la presencia de tu Espíritu Santo en mi vida. Te honro y doy gloria. Decido apartarme de la impiedad y los deseos mundanos para vivir conforme a tu guía y enseñanza. Purifica mis pensamientos con la preciosa sangre de Cristo, revélame las maravillas de tu palabra y enséñame a reconocer tu presencia cada día, en el nombre de Jesús, amén.