Y abrámonos de corazón a su benignidad que nos guía al arrepentimento.¿De qué te está redarguyendo el Señor ahora mismo? Reconoce tu pecado, confiésalo al Señor, solicita su perdón, y recíbelo junto con su gracia para no volver a caer. ¡Te la dará porque te ama!
1 Juan 2. 1-2. Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. 2 Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.
VALOREMOS LA RELACIÓN CON EL ESPÍRITU SANTO.
¿CÓMO? Dejándonos guiar por Él, es un privillegio.
Gálatas 5. 16-17. Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. 17 Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis
Padre amado, hoy escucho el llamado de tu Espíritu Santo, guíandome a la verdad y al arrepentimiento. Reconozco que no quiero seguir viviendo como hasta ahora. Necesito más de ti, quiero ir a profundidades mayores y a nuevos niveles de espiritualidad que tú has preparado para mi. Perdona mis pecados y rebeliones, perdona la tolerancia que he tenido para el mundo y sus deseos. Te presento mi vida, te presento mi cuerpo y te pido que me llenes con una llenura nueva, con pasión y fuego, para amarte y servirte sin dudar, sin fluctuar, con firmeza y convicción en mi corazón, en el nombre de Jesús, amén.