Es ser hecho una nueva criatura, con la misma naturaleza del Padre y quitando la naturaleza caída, pecadora y corrompida.

Juan 3. 5. Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.

A UNA VIDA NUEVA.

Jesús no solo nos limpió los pecados; nos quitó la naturaleza pecadora. Ya no somos pecadores, somos hijos e hijas de Dios que podemos pecar si así lo decidimos. Nos ha dado su vida espiritual y por ende la vida eterna.

Efesios 2. 1-2. Él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, 2 en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia.

Ahora somos sus hijos e hijas, y nos unió a todos para formar un solo cuerpo del cual JESUCRISTO es la cabeza; y derramó su Espíritu Santo en cada uno para ser sus templos vivientes.

2 Corintios 6. 16. ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo.

Padre, gracias por esta oportunidad de volver a empezar, de una manera diferente, nueva, lleno de tu presencia y tu poder. Me levantaste cuando estaba caído, sin rumbo y sin esperanza,  y me regeneraste por tu Espíritu, me engendraste de ti mismo, me santificaste, me limpiaste y me diste una nueva naturaleza, como a la tuya. Ahora tengo un nuevo corazón que es conforme al tuyo, que siente y quiere lo mismo que tú. Puedo obedecer y permanecer en tu palabra y ser transformado cada día por la obra de tu Santo Espíritu. Gracias, en el nombre de Jesús, amén.