El pecado de Adán y Eva introdujo la muerte a la naturaleza humana. Muerte física y muerte espiritual, que fue la primera en manifestarse. El ser humano aprendió lo que es el bien y el mal, y desde entonces quedó rota su relación con Dios. El espejo se rompió y no podían ellos arreglarlo. El hombre perdió la paternidad de Dios y empezó a comportarse como su nuevo padre:
Juan 8. 44. Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.
El problema del ser humano no es solamente su conducta. Si fuera así no hubiera sido necesario un nuevo nacimiento, un cambio de naturaleza. Con una buena educación y un cambio en la actitud sería suficiente.
Marcos 7. 21-22. porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, 22 los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lujuria, la envidia, la calumnia, el orgullo y la insensatez.
Padre, gracias porque abriste mis ojos y ahora puedo ver la verdad: yo estaba perdido no solamente por lo que hacía, sino por lo que era. Y lo que hacía es resultado de lo que era, por lo que nada podía salvarme y me era necesario nacer de nuevo, porque el problema estaba en mi corazón. Ninguna buena obra, ni la moral, ni la educación producen un cambio verdadero, ni pueden justificarme delante de ti. Gracias porque la muerte de Jesús, me dio la oportunidad de nacer de nuevo, de que implantaras dentro de mí un nuevo corazón, conforme al tuyo, capaz de amarte y obedecerte, en el nombre de Jesús, amén.