La realidad espiritual de su presencia se hace tangible al operar en la misma naturaleza de Dios. La gente se asombrará de las cosas que diremos y haremos por su influencia; iremos más allá de los dones, nuestros pensamientos y sentimientos serán los de Cristo, veremos a través de sus ojos, escucharemos a través de sus oídos, hablaremos sus Palabras y nos convertiremos en sus manos y pies amorosos y compasivos; en agentes de su avivamiento.
Efesios 3.17-21. para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor,18 seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura,19 y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.20 Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros,21 a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.
El amar totalmente al Señor es entregarle diariamente nuestras facultades, afectos, recursos, posesiones, aspiraciones; ponerlo todo bajo el señorío de Cristo con gozo. Tendremos que morir a nosotros mismos con la fuerza de su Espíritu, para amarle primero a Él, y hacer su voluntad. Aún no hemos visto lo que Dios hará con nosotros, plenamente rendidos a Él.
Romanos 8. 13-14. porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.14 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.
Padre, gracias por la medida de fe que pusiste en mi corazón y porque esta medida va creciendo conforme me acerco más y más a tu palabra, la medito, la creo y actúo conforme a las enseñanzas de tu Espíritu Santo. Porque me vas transformando día a día conforme a tu imagen y semejanza, porque amo lo que tú amas, deseo lo que tú deseas. Te lo entrego todo, para que me uses conforme a tu voluntad, para alcanzar a tus hijos y llevarles las buenas nuevas, para compartirles de todo el bien que has hecho en mi vida. En el nombre de Jesús, amén.