DAR ES UNA BENDICIÓN Y UN PRIVILEGIO.

En el reino de Dios, dar es un mandato que ha de hacerse un hábito alegre.

Mateo 10. 7-8. Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. 8 Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia. Demos generosamente, no por obligación o recompensa.

2 Corintios 9. 7-11. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. 8 Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra; 9 como está escrito: Repartió, dio a los pobres; Su justicia permanece para siempre. 10 Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia, 11 para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios.

¡DEMOS LO MEJOR AL SEÑOR! Cuando damos poco de lo mucho que nos ha dado, no estamos siendo agradecidos. Démosle lo mejor al Señor: El

diezmo, las ofrendas, las primicias.

Proverbios 3. 9-10. Honra a Jehová con tus bienes, Y con las primicias de todos tus frutos; 10 Y serán llenos tus graneros con abundancia, Y tus lagares rebosarán de mosto.

 ¡DEMOS CON FE, DE TODO CORAZÓN! De ahí surge el verdadero dar.

Gracias Padre, por tu hermosa enseñanza. Por quitarme las ideas del mundo, de acumular y enriquecerme. Tu palabra el lo contrariop a ellas, mientras más doy, más recibo. Tu palabra produce acciones de gracias, multiplicación, abundancia, un sentimiento de bienestar absoluto. Desde hoy cambiaré mis háitos y costumbres, conforme a la cutura de tu reino, en el nombre de Jesús, amén.

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