Dios estableció este maravilloso principio, recíproco y complementario, adoptémoslo como estilo de vida.
Lucas 6.38. Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.
ENRIQUECIDOS PARA DAR:
Dar provoca que las bendiciones de Dios nos persigan. Recordemos las palabras de Pablo en su despedida en Mileto:
Hechos 20.35. En todo les he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.
Si somos sinceros tenemos que reconocer que a la mayoría de las personas no les gusta dar, incluyendo a los hij@s de Dios. Pregúntate a ti mismo: ¿Das todo lo que podrías dar? ¿Y lo que das, lo haces con alegría y liberalidad? ¿Das sin que te duela dar? Y no nos referimos solo a dinero. ¿Das amor, tiempo, perdón, misericordia, gracia, consejo, oración, paciencia, tolerancia, perseverancia?
Padre gracias, por la abundancia que me has dado, porque en todas las cosas tengo más que suficiente y si tengo falta de algún bien, tú lo suples en abundancia. Te pido perdón por las veces que me he quejado amargamente por lo que me falta, en vez de ver lo mucho que si tengo. Te agradezco por el techo que tengo, por mi familia, por el vestido, el alimento y por todas las bendiciones que a diario derramas sobre mi vida. Reconozco que todo proviene de ti. Abre mis ojos y mi corazón para ver y dar abundantemente al necesitado. En el nombre de Jesús, amén.