¡OREMOS POR MÉXICO!

1 Timoteo. 2. 1-2. Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; 2 por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad.

Queremos que Jesucristo reine en nuestro México, y para ello necesita una iglesia activa espiritual, mental y físicamente. Tenemos que orar y salir a ganar las almas. La oración es nuestro respaldo, el fuego interno que aviva la pasión por extender su reino. Cristo es la cabeza, nosotros su cuerpo, quienes ejecutamos sus planes.
Esta es la primera oración por hacer de manera constante: Roguemos al Señor por los obreros para que nos levantemos y vayamos a los campos a cosechar las almas, para luego afirmarlas y discipularlas.

Mateo 9. 37-38. Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, más los obreros pocos 38 Rueguen, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su . mies.

Padre amado, gracias porque no es una casualidad ni un azar del destino por lo que yo vivo en México. Tú escogiste para mí este lugar tan hermoso como el lugar de mi habitación. Por ello te pido por mi país, solo tú puedes contener las oleadas de maldad que se ciernen sobre él. Hazme a mí un intercesor poderoso, que pueda levantarme con tu poder en mi boca a declarar salvación y vida eterna para cada mexicano. Que pueda abrirla por los que no tienen voz, por los desvalidos, por los oprimidos, por los enfermos, por los desolados. ¿Hasta cuándo Señor mío voy a estar quejándome y viendo solamente por lo mío, cuando a mi alrededor hay tanta necesidad? Hoy te entrego todas mis dasazones, mis conflictos internos, mis quejas, para que me uses como un intercesor poderoso para salvar a mi nación. Levántanos como un poderoso ejército intercesor, con tu revelación y tu pasión, en el nombre de Jesús, amén.

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