¿Alguna vez te has enfrentado a un trato injusto? Hubo un tiempo, cuando nuestro corazón estaba endurecido, cuando vivíamos sin esperanza y sin Dios, y la única solución a nuestro alcance era el: ojo por ojo… Pero vino Jesús a nuestra vida, a mostrarnos su perdón y a enseñarnos la ley real, la ley del amor:

Santiago 2. 8. Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien hacéis. …

Y Dios nos dio un corazón conforme al suyo:

Ezequiel 36. 26-27. Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.27 Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.

El Padre a través del sacrificio de su único Hijo Jesucristo, nos llenó de su amor y nos empoderó con su Espíritu Santo:

Romanos 5.5. y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.

Nos hizo miembros de su familia habilitándonos para andar como Él, en amor y en perdón:

1 Juan 2. 5-6. pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de 6
Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.

Padre, gracias por la libertad tan maravillosa que me has dado en Cristo Jesús. Gracias porque puedo someter los deseos de mi carne, sus impulsos, sus exigencias, a la voz de tu Espíritu Santo, quien me fortalece y me lleva a obtener la victoria en todo lo que emprendo. Estas son la batallas más fuertes, las imposibles, cuando alguien me lastima continuamente y mi corazón no desea ni puede perdonar. Pero tú me has dado el corazón, la valentía, la salida, el amor inagotable y la fortaleza para lograrlo, para vivir libre de toda atadura, de toda falta de perdón, de toda deuda de amor, de misericordia, de compasión. Hoy decido amar como tú amas, perdonar como tú perdonas, tratar a las personas como tú me tratas, en el nombre de Jesús, amén.