¡SOY SANO!

La enfermedad es la perversión de la salud, la antesala de la muerte. Dios no creó al ser humano con enfermedad, de ser así, estaríamos capacitados para soportarla y aún disfrutarla, pero no es el caso. Las enfermedades son una fuente de gran sufrimiento para la humanidad.

Jeremías 33. 6. He aquí que yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de verdad.

Cuando Jesucristo caminó en la tierra se dedicó a sanar enfermos y a liberar a los oprimidos por el diablo. La enfermedad no es de Dios, es del diablo, es parte de la herencia de corrupción y muerte resultante del pecado de Adán. Cristo llevó nuestras enfermedades en sus llagas, y con su muerte quebró la maldición de la enfermedad.

Juan 10. 10. El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.

Gracias Padre por la verdad de tu palabra. ¡La verdad me hace libre! Ahora sé que tú no envías ninguna enfermedad, simplemente, ¡ninguna enfermedad viene de ti! No aceptaré ninguna enfermedad en mi cuerpo, Jesús llevó en la cruz todas mis enfermedades y todas mis dolencias y por su herida ¡yo soy sano! Gracias porque pudo vivir en la plenitud de tu sanidad, en el nombre de Jesús, amén.

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