EL SEÑOR ES MI ÚNICO Y SUFICIENTE PROVEEDOR.

Desde el punto de vista del mundo, la profesión, las relaciones, la apariencia y la popularidad, el dinero y los bienes materiales acumulados, son medidas de éxito.
La palabra de Dios nos muestra que si hacemos del Señor y de su reino nuestra prioridad, Él suplirá nuestras necesidades y mammon no nos esclavizará. Todo es siempre un asunto de prioridades en el corazón.

Mateo 6. 33-34. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.34 Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.

Dios nos diseñó para buscarle, honrarle y adorarle por encima de todo, y no al revés. Nunca persigamos el dinero, éste persigue a quienes seguimos a Dios. Atendiendo a esta prioridad, su gracia nos añadirá lo material. Tengamos fe y dejemos de preguntarnos cómo nos irá a proveer el Señor: Él lo hará.

Proverbios 3. 9-10. Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos; 10 Y serán llenos tus graneros con abundancia, Y tus lagares rebosarán de mosto.

Dios dice que prosperaremos, pero mientras tanto nos pide que estemos “contentos”, satisfechos (más no resignados) con lo que tenemos ahora; así no caeremos en la tentación y en la trampa de mammon, que lleva a la gente a endeudarse, a corromperse y a tener dinero, aunque sea mal habido.

3 Juan 2. Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.

Padre, gracias porque ahora entiendo lo que es y renuncio al amor al dinero y a toda forma de idolatría: aun a los juegos de azar, lotería, me late, apuestas. A buscar dinero “fácil”. A confiar en las tarjetas de crédito, comprando con dinero que no tengo y metiéndome en peores problemas de los que tengo. Desde hoy te buscaré en mi necesidad como mi único Proveedor, mi Señor y mi Salvador. Te honraré, adoraré y buscaré en tu palabra tus promesas, para confesarlas y llenar mi corazon de ellas, para que mi fe crezca y que mi confianza esté puesta solamente en ti. En el nombre de Jesús, amén.

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