Nehemías 13. 23-24. Vi asimismo en aquellos días a judíos que habían tomado mujeres de Asdod, amonitas, y moabitas; 24 y la mitad de sus hijos hablaban la lengua de Asdod, porque no sabían hablar judaico, sino que hablaban conforme a la lengua de cada pueblo.
El lenguaje es muy importante para una nación, su pérdida, significa la pérdida de su identidad, herencia y cultura. Cuando no podemos hablarnos unos a otros, en realidad no podemos conocernos, nos quedamos con la imagen mentalmente fabricada de la otra persona, tratando de entenderla a través de ella, y no pudiendo comunicarnos y unirnos. En la escritura de arriba, vemos que el lenguaje hebreo era el símbolo del pacto del Dios altísimo con su pueblo; y al dejar de hablarlo, por las mezclas con otros pueblos, también se les fue olvidando el pacto con Él.
Muchos cristianos se identifican a sí mismos como llenos del Espíritu Santo, pero han ido dejando de hablar las “lenguas espirituales”, olvidando su herencia, o porque el hacerlo en las reuniones “no es políticamente correcto”, so pena de asustar a los no creyentes.
Actualmente se calcula que sólo el 25 por ciento de los hij@s de Dios de iglesias llenas del Espíritu Santo “hablan en lenguas”, el lenguaje del espíritu con el que nos comunicamos en perfección con Dios.
1 Corintios 14. 2. Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios.
Padre, te doy gracias por el lenguaje celestial que me has otorgado. Te pido perdón por no haberlo cultivado y desarrollado. Desde hoy me comprometo a buscarlo y practicarlo intensamente, como oraba Pablo: “doy gracias que hablo en lenguas más que todos”, 1 Co.14.18, así lo haré y lo fomentaré en mi casa, con mi familia y juntos buscaremos tu presencia y tu manifestación sobrenatural, que nos preserva del mundo y su maldad. Yo y mi casa te honraremos y te serviremos, en el nombre de Jesús, amén.