1 Reyes 18. 37. Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos.
La Biblia nos cuenta que en los días de Elías gobernaba en Israel un rey llamado Acab, casado con Jezabel pagana, malvada que indujo a todo el pueblo a la idolatría. Israel se encontraba en grave confusión espiritual y había pecado por doquier. El profeta había predicho que no llovería sobre la tierra, sino solamente por su palabra, y la Escritura dice que los cielos se cerraron por tres años y medio; el hambre en Samaria era grande. En ese escenario, Dios le dice Elías que vea al rey Acab, para provocar un cambio en la atmósfera espiritual.
1 Reyes 18. 20-21. Entonces Acab convocó a todos los hijos de Israel, y reunió a los profetas en el monte Carmelo.21Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra.
Elías confrontó y llamó al pueblo de Israel a tomar una determinación, una decisión radical y definitiva respecto a Dios. El pueblo estaba confundido, unos decían que Baal era el dios verdadero, otros que Jehová lo era. El pueblo estaba en una liviandad espiritual terrible, a causa de la bruja Jezabel, una reina sacerdotiza y falsa profetisa, que tenía a su marido dominado. Es sólo cuando nos determinemos a seguir al Señor (dejando todo lo falso), que daremos el primer paso a un avivamiento personal.
Gracias Padre porque en estos tiempos de tanta confusión y maldad, tú me estás haciendo un llamado a tomar una decisión personal: dejar todo lo que no es tuyo, lo que no te pertenece y decidirme por ti, por tu vida y tu llamado. Has puesto delante de mi un camino que lleva a la vida y otro que lleva a la muerte. Yo hoy escojo y me determino, renuncio al pecado, el engaño, la mentira, la mediocridad, la doble vida, por tu vida, en el nombre de Jesús, amén.