1 Reyes 18. 30. Entonces dijo Elías a todo el pueblo: Acérquense a mí. Y todo el pueblo se le acercó; y él arregló el altar de Jehová que estaba arruinado.
¿Cómo estaba el altar de Jehová en los días de Elías? Arruinado, no había adoración verdadera. Cuando leemos lo que dice la ley respecto del altar del tabernáculo en el Antiguo Testamento, encontramos lo siguiente:
Levítico 6. 12-13. Y el fuego encendido sobre el altar no se apagará, sino que el sacerdote pondrá en él leña cada mañana, y acomodará el holocausto sobre él, y 13 quemará sobre él las grosuras de los sacrificios de paz. continuamente en el altar; no se apagará.
El segundo principio para provocar un avivamiento es restaurar nuestra vida de adoración, nuestra comunión con el Espíritu Santo, ya que a partir de ahí, el Señor empezará a hacer cosas nuevas y extraordinarias. No habrá avivamiento colectivo, si primero no hay un avivamiento personal. No habrá un mover en la ciudad o en el país; si la iglesia no restaura el altar a Dios. ¿Cómo está tu altar?
Isaías 58. 12. Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas; los cimientos de generación y generación levantarás, y serás llamado reparador de portillos, restaurador de calzadas para habitar.
PALABRAS CLAVE: EDIFICA – LEVANTA – REPARA – RESTAURA.
Isaías 61. 4. Reedificarán las ruinas antiguas, y levantarán los asolamientos primeros, y restaurarán las ciudades arruinadas, los escombros de muchas generaciones.
Padre, ya no quiero vivir igual, quiero encontrarte y vivir en la plenitud que ganó tu Hijo Jesucristo para mí en la cruz. Te doy gracias por el nuevo corazón de carne, conforme al tuyo, capaz de amar y obedecer, que has implantado dentro de mí. Y desde ahí, desde el conocimiento de que me has hecho el templo de tu Espíritu Santo restaurar mi altar personal de adoración. Hoy hago un alto en todo lo que hago, cierro mis ojos, y te adoro. En el nombre de Jesús, amén.