Del griego dunamis. Sinónimo de fuerza, capacidad, energía, habilidad sobrenatural para efectuar milagros. Fuerza violenta y explosiva. El ejercicio del poder cambia la realidad física. Los humanos se asombraban de los milagros que Jesús llevaba a cabo. Los primeros apóstoles ejercieron el dunamis o poder creativo de Dios. Este poder es el que regenera órganos, hace milagros y opera a través de los dones del Espíritu Santo
Las sanidades instantáneas, por ejemplo, son expresiones de poder no de autoridad. Regenerar es sinónimo de restaurar, de regresar al estado original. El poder atrae a la gente, aún a los incrédulos. Nadie ha tenido la autoridad y el poder que tuvo Jesús, personajes como Pablo ejercían ambos regularmente.
Hechos 19. 11-12. Y hacía Dios milagros extraordinarios por mano de Pablo, 12 de tal manera que aun se llevaban a los enfermos los paños o delantales de su cuerpo, y las enfermedades se iban de ellos, y los espíritus malos salían.
Los reyes conquistan a través del poder, pero gobiernan a través de la autoridad. Para comprender mejor estos conceptos, veamos este ejemplo de la vida real: “Mamá le ordena a su hijo de cuatro años: ¡Es hora de irte a la cama! Pasados diez minutos, el niño no se ha movido. Mamá vuelve a dar la orden y el niño sigue sin hacer caso. Mamá cuenta hasta tres… El niño sale corriendo a su recámara”. ¿Qué ejercitó mamá, autoridad o poder? Usó el poder.
Los dones del Espíritu Santo proporcionan poder, pero la autoridad es el resultado de la relación personal que tengamos con Dios y de nuestra obediencia a Él.
Mrcos 1. 9-11. Aconteció en aquellos días, que Jesús vino de Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán.10 Y luego, cuando subía del agua, vio abrirse los cielos, y al Espíritu como paloma que descendía sobre él.11 Y vino una voz de los cielos que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia.
Padre, tu Hijo Jesucristo es el ejemplo de obediencia perfecta, quien obtuvo autoridad y poder gracias a ella. Llegó a los 30 años habiendo obedecido y hecho tu voluntad siempre. Gracias por tu Santo Espíritu que me capacita y fortalece para seguir su ejemplo cada día. En el nombre de Jesús, amén.
