EL MATRIMONIO.

Para muchos y muchas, la vida se convierte en una búsqueda incesante por encontrar a esa “persona especial” que comparta sus sueños, anhelos y metas; satisfaga sus necesidades de amor, compañía, apoyo emocional; y con quien tener relaciones sexuales placenteras y procrear hijos.
Hay personas que, por desgracia, han abandonado el ideal de casarse, refugiándose en su soledad o intentando llenar sus vacíos con otros satisfactores, o estableciendo relaciones de pareja fugaces, superficiales o bajo los criterios sociales en boga. En contraparte, miles de matrimonios apenas sobreviven a la batalla de cada día, porque han perdido el sentido de la vida conyugal; han caído en la aburrida y peligrosa rutina y permanecen unidos por razones fuera del plan de Dios.

Génesis 2.18. Y el Señor Dios dijo: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.

Dios es el autor del amor, el creador del hombre y la mujer y quien instituyó el matrimonio. Como Dios puso su naturaleza amorosa en el hombre y la mujer; tenemos la capacidad para dar amor y la necesidad de recibirlo. La voluntad de Dios para el ser humano es el matrimonio, y la voluntad divina para todo matrimonio es que los cónyuges se amen uno al otro, cumplan su propósito juntos, y continúen creciendo en atracción física, emocional y espiritual a través del pacto matrimonial. El tiempo pasa y las costumbres y las culturas cambian, los estilos de vida fluctúan, los modos de pensar vienen y van; pero Dios no cambia y sus principios tampoco.

Mateo 24. 35. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.

Padre, gracias porque me escogiste para saber y conocer tus secretos muy guardados, los secretos de tu reino. Me los has revelado a mí. Ahora conozco tu propósito y revelación para el matrimonio. Te pido perdón por no hacer actuado conforme a tu palabra y que me ayudes a hacerlo de hoy en adelante. Cancela las consecuencias de mi ignorancia y mi desobediencia y ayúdame a vivir mi matrimonio conforme a tu plan original, en el nombre de Jesús, amén.

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