¡Dios quiere bendecirnos! ¿Para qué? Para ser canales e instrumentos para bendecir a muchos y extender su reino. Se requieren recursos materiales para llevar el evangelio, para ganar almas y ayudar a los necesitados. Dios tiene inversionistas en su reino, hij@s prósper@s que toman la responsabilidad de dar fielmente a la iglesia, a la obra de Cristo. ¡Seamos ricos primeramente para Dios!
PROSPERIDAD Y GENEROSIDAD VAN DE LA MANO:
¿De dónde nace la generosidad? De la gratitud, del agradecimiento. Entre más agradecidos estemos con Dios por la salvación que nos ha otorgado, y reconociendo que lo que tenemos es gracias a Él; más recursos sembraremos y más dadores seremos.
Con esta conciencia, más obras de fe realizaremos y por ende, más pondrá Dios en nuestras manos para glorificarle. A Dios le damos de lo mucho que hemos recibido de su mano. El rey David lo sabía muy bien. Recordemos que solo somos administradores de sus bienes.
1 Crónicas 29. 14. Porque ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer voluntariamente cosas semejantes? Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos.
Padre, tu reino es de abundancia, de prosperidad, de multiplicación. ¡Todo es tuyo!, ¡Todo te pertenece! Y deseas prosperarme para que tu evangelio sea difundido, esparcido por todas partes. Lo dices en tu palabra: sabes de qué tengo necesidad, pero si busco primero tu reino y tu justicia, me será añadido todo. Gracias, gracias, gracias, en el nombre de Jesús, amén.