La prosperidad es parte del plan de Dios para sus hij@s. Prosperar en la Biblia es un estado de bendición, de bien ser y de bien estar donde hay progreso, fructificación, utilidad y propósito cumplido en la persona. ¡Y todo para la gloria de Dios! La religión se ha encargado de glorificar la pobreza, equiparándola a la humildad y espiritualidad que Dios demanda.
Marcos 10. 29-30. De cierto les digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio, 30que no reciba cien veces más ahora en este tiempo; casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna.
Riqueza y prosperidad son términos distintos: Podemos ser ricos materialmente y pobres y avaros de corazón. Podemos sabernos prósperos interiormente y no tener mucho dinero. Hay “pobres orgullosos” y “ricos humildes”. Humildad es reconocer que Dios es quien nos habilita para hacer riquezas y quien suplirá todas nuestras necesidades. ¡Salgamos del engaño de que a Dios le agrada vernos pobres!
Mateo 7. 9-11 ¿Qué hombre hay de ustedes, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? 10¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? 11Pues si ustedes, siendo malos, saben dar buenas dádivas a sus hijos, ¿cuánto más su Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?
Avaricia es amor al dinero: La prosperidad bíblica no es materialismo ni consumismo, tampoco codicia, afán desmedido por la riqueza. Tampoco es avaricia, que es amor al dinero, una obsesión por atesorar bienes materiales como fin. Todo lo anterior es pecado, son formas de idolatría y raíz de muchos males.
Gracias Padre por el equilibrio que da a mi vida el saber que todo lo que tengo proviene de ti, y que los planes que tienes para mi vida son de bien y de no mal para darme el fin que espero. En tu palabra dices que si los pajaritos no se afanan por lo que van a comer y los lirios del campo se visten con tal hermosura, yo, como hijo tuyo, no tengo que afanarme por ninguna de estas cosas. Tú me provees el pan necesario, el vestido y para todas mis necesidades con sobre abundancia y puedo vivir satisfecho mientras sirvo y ayudo al que tiene necesidad. En el nombre de Jesús, amén.