EL AMOR LO SUFRE TODO

EL AMOR LO SUFRE TODO

Ser discípulo de Jesús, es más que cumplir los diez mandamientos: No robar, no adulterar, no matar… El Señor resume toda la Ley en amar a Dios con todo el corazón, alma y fuerzas, y al prójimo como a nosotros mismos.

El amor al prójimo es a “todo el prójimo”, no sólo a los que nos caen bien y nos aman, a estos no nos cuesta trabajo amarlos, nos sale de manera natural. LA MILLA EXTRA tiene que ver con aquel prójimo que no se ha comportado bien, que ha sido injusto con nosotros; o se refiere a personas desconocidas que aparecen, pidiendo o demandando algo de nosotros. El Señor “murió por sus enemigos”, y tú y yo lo éramos.

Lucas 23. 33-39. Y cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, le crucificaron
allí, y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. 34 Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes. 35 Y el pueblo estaba mirando; y aun los gobernantes se burlaban de él, diciendo: A otros salvó; sálvese a sí mismo, si éste es el Cristo, el escogido de Dios. 36 Los soldados también le escarnecían, acercándose y presentándole vinagre, 37 y diciendo: Si tú eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo. 38 Había también sobre él un título escrito con letras griegas, latinas y hebreas: ESTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS. 39 Y uno de los malhechores que
estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros.

Padre, ¡perdóname! Siempre estoy buscando lo mío y he pensando que el mundo se reduce a mi casa, mi familia y mis más cercanos. No he visto ni valorado lo que tú hiciste por mí: siendo en forma de Dios no estimaste el ser igual a Dios como cosa a qué aferrarte, sino que te despojaste a ti mismo, tomaste forma de siervo, te humillaste, diste tu vida, tomaste mis pecados, recibiste el castigo que no merecías, para que yo hoy pudiera estar aquí, en tu presencia. Tú ya me salvaste y me diste el poder y la fuerza de tu Santo Espíritu, que está conmigo siempre. Y no paro de quejarme. Ayúdame, trasfórmame y úsame para tu propósito eterno, en el nombre de Jesús, amén.

Comentarios Facebook