Regresemos de donde perdimos el hilo de la bendición y de la verdad. Reconozcamos el pecado que nos ha inhabilitado para fructificar. Aun los que hemos sido comprados por la Sangre de Cristo, no hemos escapado de algunos lazos del engaño y la mentira; y hemos seguido pecando como en la vida pasada. ¡Haz un alto, reconócelo, arrepiéntete de corazón y declara que ya no más!
Romanos 5. 17. Pues el pecado de un solo hombre, Adán, hizo que la muerte reinara sobre muchos; pero aún más grande es la gracia maravillosa de Dios y el regalo de su justicia, porque todos los que lo reciben vivirán en victoria sobre el pecado y la muerte por medio de un solo hombre, Jesucristo. NTV
Romanos 6. 11. Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.
Padre amado, comeré tu Palabra a diario, meditaré en tu verdad, hasta que tu Santo Espíritu la plante en mi corazón para creerla y obedecerla; y así ser cada día más parecido a Jesús en gracia y poder, para alcanzar muchas almas y hacer muchos discípulos. Pelearé la buena batalla de la fe reflejando tu amor y tu vida fructífera. En el nombre de Jesús, amén.