2 Timoteo 3. 16-17. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia,a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
La palabra de Dios es la verdad única e infalible (sin error) que nos hace libres, y que sirve como base para nuestra santificación, protegiéndonos de la ignorancia, el engaño, la mentira y del fruto del conocimiento del bien y del mal.
Pablo anima a todos los creyentes a conocer personalmente las Escrituras, es decir la Biblia, por los beneficios ilimitados que produce en nuestro ser. El pasaje clave, lo primero que enfatiza es que la Biblia fue y es dada por “inspiración divina”, es decir que el “soplo de Dios” iluminó el entendimiento de cada persona que la escribió, e ilumina el de cada lector u oyente, que se acerca a ella para ser edificado.
Sabemos que Dios habló de manera directa a personas como Moisés, Ezequiel, Juan, diciéndoles: “Escribe esto”. Y por supuesto el Señor Jesús siempre habló y llevó a cabo las Palabras de Dios su Padre.
Las Escrituras nos revelan que Dios quiere que lo conozcamos personalmente y que nos beneficiemos de su buena voluntad para nosotros; y sobre todo quiere revelarnos a su Hijo Jesucristo, el Verbo de Dios, a quien envió para redimirnos en la Cruz.
2 Timoteo 3. 16-17. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
Padre, gracias por tu palabra, es lámpara a mi camino, guía a mis pasos, hoy considero tus caminos y me gozo en tus mandamientos. Abre mis ojos, mis oídos y mi entendimiento, para que medite en ellos, en tus maravillas. Apártame del camino de la mentira, pues escogí el camino de tu verdad. Me apego a tu palabra, en el nombre de Jesús, amén