En griego dikaiosynē que significa equidad en el carácter y las acciones. Justo es el estado de alguien como debe ser. Solo Dios nos hace “justos” por la fe en la obra redentora de Jesucristo.
El estado de “justificación” y de aceptación por Dios, debe traducirse en una vida en virtud y pureza; llena de acciones justas, íntegras, correctas, de conformidad a su Palabra. El término “justo” describe a alguien que hace lo correcto.
Para vivir en justicia ante Dios, solo puede ser en sus términos y no en los nuestros o en los del mundo. ¿Juzgamos nuestra justicia según los estándares del mundo en que vivimos? ¿O confiamos en los preceptos del Señor?
Isaías 64. 6. Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento.
Para vivir la justicia de Dios y no establecer la justicia propia, acudamos siempre con humildad a su Palabra, para ser instruídos. La Biblia es el único lugar donde encontramos sus consejos y mandamientos.
El Señor nos entrenará para vivir justamente y nos equipará para realizar las buenas obras que preparó de antemano para cada uno. “El pecado nos aparta de la Palabra de Dios, y la Palabra nos aparta del pecado”.
Efesios 2. 8-10. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;9 no por obras, para que nadie se gloríe.10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.
Padre, gracias por enseñarme en tu palabra lo que es y cómo vivir una vida justa. Te pido perdón y renuncio a vivir juzgando a los demás, vien la “paja” en su ojo, sin ver la viga en el mío. Enséñame a vivir conforme a la justicia y la santidad de tu verdad, en el nombre de Jesús, amén.