Cuando Jesús nos encuentra y nos invita a seguirle, comienza la aventura más grande de nuestras vidas. Enfrentaremos y venceremos nuestros más grandes miedos, mediante la fe en su Palabra; saldremos de la mediocridad, y al obedecerle, creceremos sin límites a imagen y semejanza de nuestro Mentor y Maestro, el Señor Jesús.

Marcos 2. 14. Y al pasar, vio a Leví hijo de Alfeo, sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y levantándose, le siguió.

“HASTA QUE JESÚS DE NAZARET SE ENCUENTRE CONTIGO, NO SABRÁS EN REALIDAD QUIÉN ERES. Él NOS LLAMA Y NOS INVITA A VIVIR LA IDENTIDAD Y PROPÓSITO REAL DE NUESTRA VIDA”.
Todo huérfano ha de ser invitado a un encuentro con el Señor Jesús a través de su evangelio, para ser amado, salvado, recibir la nueva naturaleza de hijo o hija del Padre, y ser afirmado y restaurado, con el fin de ser ENVIADO a continuar su propósito salvador.

EL MOTOR DEL LLAMADO, EL AMOR AL SEÑOR: el motor para cumplir nuestro llamado es el amor correspondido a nuestro Dios; y no las necesidades de las personas, ni mucho menos las nuestras. Respondamos al llamado de Cristo, por la revelación del amor derramado sobre nosotros.

Padre, gracias porque cuando me encontraba perdido en el pecado, enviaste a tu hijo para salvarme y trasladarme a tu reino y darme tu llamado. Vivía en pecado, en hambre y desesperación y , como el hijo pródigo, volví a ti en arrepentimiento y fe, para no irme jamás. Ahora, limpio y perdonado, soy instrumento tuyo para llevar tu mensaje a todos los huérfanos, pecadores perdidos. En el nombre de Jesús, amén