En este mundo solo existen dos tipos de personas: los perdidos y los salvos. Los pecadores viven perdidos en oscuridad espiritual, bajo la autoridad del reino de las tinieblas y esclavizados a este mundo de maldad. Y los salvos somos los llamados, los que hemos respondido a las buenas noticias del evangelio del Señor Jesucristo reconociéndolo como Salvador y Señor.
Romanos 1. 6-7. entre las cuales estáis también vosotros, llamados a ser de Jesucristo;
7 a todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
LLAMADOS A SER DE JESUCRISTO.
Dentro de la iglesia muchas veces hemos escuchado el término “llamado”, y quizá hemos batallado para entenderlo preguntándonos ¿cuál es mi llamado? Esta pregunta nos hace mucho ruido, ya que creemos que es compleja y que necesitamos una revelación profunda del Espíritu para responderla; sin embargo, es una pregunta más fácil de responder de lo que parece, a pesar de que se confunde a veces con el término “propósito”.
1 Corintios 1. 9. Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor.
Gracias Padre por haberme escogido, por haberme llamado para estar en tu presencia. Por abrir mis oídos a este precioso llamado y darme la capacidad de responderte. Reconozco que este llamado proviene solamente de ti y te agradezco el darme identidad como tu hijo y el propósito para cumplir con un fin específico, por darle sentido a mi vida, en el nombre de Jesús, amén.