Nadie te puede probar la verdad del evangelio de Jesucristo, excepto el Espíritu Santo, quien ilumina el corazón enceguecido. Es prerrogativa del Espíritu de Cristo convencer las conciencias de los hombres de la verdad de Dios; así que podemos esperar más que una predicación inteligente de la verdad; esperamos la demostración de su poder.
1 Tesalonicenses 1. 4-5. Porque conocemos, hermanos amados de Dios, vuestra elección; 5 pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo y en plena certidumbre, como bien sabéis cuáles fuimos entre vosotros por amor de vosotros.
Pídele al Espíritu Santo que te revele la verdad de su persona y de sus enseñanzas. Cristo ha persuadido a millones a creer en Él, por la sencilla razón de que Él es
verdadero.

Juan 6. 67-69. Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros? 68 Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. 69 Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.

Además, el Espíritu Santo, “el Espíritu de verdad” nos alerta de falsas doctrinas y falsos maestros que se han extraviado y se oponen a la verdad. Nada es más necesario para la salud y el crecimiento espiritual y personal de la iglesia, que la enseñanza de la verdad.

Padre, gracias por enviar a tu Único, a Jesucristo, a salvarme y llevarme hasta tu presencia. Porque Él es tu palabra y me santifica en tu verdad. Revélame por tu Espíritu Santo y enséñame los secretos escondidos en tu palabra, en el nombre de Jesús, amén.