EL VERDADERO SIGNIFICADO DE NUESTRA VIDA

Sabemos que Adán y Eva pecaron, y por ende perdieron su relación con el Creador. Las consecuencias de su desobediencia las vivimos tú y yo hasta el día de hoy. Solo gracias a Jesucristo nuestro Salvador, fuimos reconciliados con Dios Padre, para vivir una vida significativa.

El libro de Eclesiastés se centra en la búsqueda del sentido de la vida humana. El rey Salomón, quien lo escribió, examina varios aspectos de la experiencia del hombre, como la riqueza, el placer, la sabiduría, el trabajo y concluye que todo carece de sentido sin una relación correcta con Dios. El propósito final de la vida humana es temer (honrar) a Dios y guardar sus mandamientos.

Eclesiastés 12. 13. El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.

Cristo tiene la respuesta a las preguntas que te has hecho muchas veces: ¿Mi vida importa? ¿Para qué estoy aquí en la tierra?

Efesios 2. 10. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.

Gracias Padre por tu promesa de darme la luz de la vida, es decir, el sentido de la vida a los que te seguimos. Me das una vida significativa y abundante, lejos de la inutilidad y con un propósito mayor. Me sacaste de la oscuridad a la luz verdadera. En el nombre de Jesús, amén.

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