Honrar es estimar y respetar la dignidad de todo ser humano, teniéndole consideración. La honra también se otorga en virtud de los méritos y de las acciones realizadas por una persona a favor de otros (algunas heroicas).
Se honra el conjunto de virtudes y el cumplimiento del deber de una persona a lo largo de una vida; considerándola “honorable”. Honrar es también reverenciar y cuidar todo lo que Dios ha creado. Enseñemos honra.
DEMOS HONRA: Con palabras de elogio y gratitud, celebrando a la persona
a través de tributo público, de obsequios y agasajos. Proveyendo para su bienestar material, atendiendo su consejo, siéndole obediente y sirviéndole.
Lo opuesto es deshonrar, es decir afrentar a la persona menospreciándola, despreciándola, burlándose de ella y avergonzándola pública o privadamente. La deshonra mancha la reputación, mancillándola. Deshonrar tiene también la connotación de violar a una persona sexualmente. El pecado sexual deshonra nuestros propios cuerpos.
PRIMERAMENTE, A DIOS, ÉL ES EL GRAN YO SOY.
¡Nuestro Dios es digno de todo honor y gloria! Le honramos alabándole y adorándole de corazón, hablando y aceptando su Palabra y su consejo, obedeciéndole. Al arrepentirnos y cambiar nuestra forma de vivir, al confesar y testificar públicamente a Cristo, estamos dándole honra a nuestro Rey. También al diezmar, ofrendar y al servirle, lo honramos.
1 Timoteo 1. 17. Por tanto al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Dios, Padre mío, hoy te bendigo y te honro, te glorifico con mi vida. Renuncio a hacer mi voluntad y me someto a la tuya. Honraré también a todo el que te serve. Gracias por sus vidas, en el nombre de Jesús, amén.