Son los tiempos del Espíritu Santo, los tiempos de su manifestación, para contrarrestar las múltiples mentiras de satanás. Solo el Espíritu convence de pecado, justicia y juicio; y la manifestación gloriosa de su presencia transforma individuos y multitudes.
La iglesia se ha acostumbrado a que solo unos cuantos miembros participen de la Gran Comisión, mientras los demás observan pasivamente. ¡Todos los que hemos sido salvados, tenemos una asignación y un llamamiento santo! A todos, el Señor nos ha dado dones, habilidades y una posición en su cuerpo. ¡Tomemos conciencia y seamos parte activa del mover del Espíritu! Leamos este pasaje clave para entender la importancia de estar activos en la obra
1 Corintios 12. 1-4. No quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los dones espirituales. 2 Sabéis que cuando erais gentiles, se os extraviaba llevándoos, como
se os llevaba, a los ídolos mudos. 3 Por tanto, os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios llama anatema a Jesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo. 4 Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. 5 Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. 6 Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo. 7 Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho.
Qué pasa si una parte del cuerpo no funciona y se mantiene pasiva: “Yo mejor los veo”, “yo no tengo ningún don”, “no tengo tiempo”… El miembro del cuerpo de Cristo que no está activo, le causa daño al resto, porque todos sus miembros deberían funcionar. ¿Sabes cuáles son tus dones? ¿Los estás utilizando en servicio al Señor? ¿Qué te detiene? Aunque somos un cuerpo muy diverso, podemos aprender de nuestras diferencias y crecer juntos, manifestando el amor de Cristo a nuestro prójimo, como a nosotros mismos.
Padre, gracias por tu perfecto diseño, porque nos necesitamos y complementamos unos a otros. Quiero participar en la parte que me corresponde. Lléname de tu Santo Espíritu y de los dones que has destinado para mí, en el nombre de Jesús, amén.
